sábado, 21 de marzo de 2015

Religión y Verdad

La religión y la verdad

Desde muy antiguo, la humanidad en sus distintas etapas ha ido imitando una serie de patrones en lo referente a sus creencias religiosas. Si analizamos convenientemente diferentes religiones desde el principio de los tiempos, todas ellas responden a unos patrones comunes: el miedo a lo desconocido, en unos casos, y la desesperación y dificultades, en otros casos; cuando no enfermedades más o menos graves, lo que hacen desear y soñar con una “vida” mejor tras el viaje definitivo. Está demostrado que, a medida que las sociedades son más cultas, disminuye el número de creyentes practicantes de las diferentes religiones de cada país. Además de que el leer y cultivar la mente y el intelecto desarrolla una capacidad para hacerse preguntas sobre diferentes cuestiones religiosas y tradicionales, en muchos casos preguntas sin respuestas de carácter científico, está la cuestión de que, con la lectura y el análisis de las religiones desde el principio de los tiempos, se llega a una conclusión clara: siempre han existido cosas muy parecidas, con matices y procedimientos diferentes.

Suele decirse que la fe no es una cuestión que pueda enseñarse, ni pretender que se tenga, cuando no se siente desde el interior. Pero es cierto que, en muchísimos casos, la fe suele ir unida a una tradición familiar, social, o cultural, de la cual las personas a veces no pueden o no quieren desprenderse, en ocasiones por miedo, por temor a lo desconocido, o incluso por seguir unas tradiciones.

El gran Antonio Gala escribía una vez que “Ningún Dios crea ninguna religión. Las religiones las crean los hombres con sus miedos”. Pensemos, por ejemplo, en la necesidad que tenían las sociedades primitivas para explicar cuestiones meteorológicas que hoy día tienen una sencilla explicación. Por ejemplo, el desconocimiento de los rayos, truenos, y tormentas, y el temor que produce no poder encajar esos fenómenos desde un punto de vista lógico, llevaba a esas civilizaciones a buscar soluciones divinas. Superados esos niveles básicos, hoy día ocurre lo mismo para encontrar explicaciones que nos “tranquilicen” ante penurias del día a día, enfermedades mortales, el paso del tiempo y, como no, la muerte.

Siempre ha ocurrido lo mismo, desde el principio de los tiempos.

ciencia-religión

Hoy día, la ciencia trata de dar explicaciones a diferentes preguntas que el ser humano siempre se ha hecho. Las principales son ¿qué había antes del Universo, y antes de eso, y antes de eso…?. Hay otras como dónde estamos situados, y ¿qué hay más allá?, y pasado eso, ¿qué hay? Bien, ante esto la ciencia suele responder que el concepto del espacio y del tiempo sólo existe en nuestro Universo. Y estas preguntas únicamente caben en nuestra mente asociada al Universo que conocemos. Si traspasamos la realidad que conocemos y anulamos los conceptos espacio y tiempo, estas preguntas y sus respuestas carecen de sentido.

Pero sí es cierto que necesitamos pensar en un Origen, y también en un Final, para poner “en orden” nuestro pensamiento acerca de la posición que ocupamos en nuestras vidas. Con independencia de teorías científicas más o menos desarrolladas, como la conocida del Big Bang, extendida después por el genio científico de Stephen Hawking con sus tesis y escritos sobre los Agujeros Negros, pienso que no se aportan soluciones definitivas en la búsqueda del Principio y el Final. Pasará mucho tiempo antes de que estas grandes dudas queden resueltas. La ciencia tiene límites que no puede, hoy en día, superar. Es cuestión de fe, en unos casos, y de resignación ante lo inevitable, sin más, en otros casos.

Por: Francisco María García, 21 de marzo de 2015

 https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=LbO5DX2Z31g

Fuente: Vídeo Youtube, Audiolibros y Podcast

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